En estos
tiempos, en que lo de arriba es lo que vale, lo de arriba en sentido amplio, lo
superficial, “los de arriba”, en que todos somos frontales, todos somos vanguardistas,
todos somos “copados”, esnobistas económicos, groseros sin motivo y obviamente, por
consecuencia la tenemos todos “re clara”. Se da en paralelo un fenómeno que comencé
a notar desde hace unos años. En esta vorágine
de seres únicos, irrepetibles e inmejorables, que todo saben, que no les
interesa en absoluto lo que el resto diga o haga; terminan haciendo de sus vidas
un vago reflejo de lo que son esos mismos que poco le interesan.
Estos seres,
autoproclamados superiores, poco hacen. En realidad hacen y mucho, hacen lo que
otros, hacen lo que les dicen, lo que está bien, lo que “piensan” y lo que
queda bien.
Los que no saben lo que quieren, no se comprometen
con nada, ni nadie porque no saben a dónde van. Básicamente son seres sin
huevos que no se comprometen, que no les interesa demostrar amor, interés,
afecto, responsabilidad, etc. etc. etc.
Y en realidad, ¿qué hacen? ¿Qué hacen con la
vida? Más allá de todo deber ser, mas allá de todo mandato, familiar o social. Más
allá de todo concejo. Más allá de las exigencias de algún otro que “quiere lo mejor para ellos”. Más allá de alguien que los ama y los
presiona con amor. Más allá de aquel que se decepciona con sus elecciones.
Más allá de
todo, recorda, es tu tiempo, es tu vida es tu responsabilidad. No se jode con eso y será
tu culpa no ser vos, quien quiera que seas y te lleve, el tiempo, que te lleve
averiguarlo.
(Titulo inspirado en la hermosa obra de Eugene Ionesco "El porvenir está en los huevos")
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