Emprendo mi
viaje, quizás con angustias, quizás feliz y satisfecho! Salgo a toda velocidad, es urgente. Nadie
sabe cual es el destino, tampoco es importante que lo sepan. Nadie sabe porque
tanta velocidad, no es necesario que lo sepan.
Casi siento
que necesito volar, es necesario volar a veces. Viajo Cargado de expectativas y
deseos, y nervios, miedos, dudas. Viajo llevando más futuro que pasado, futuro
incierto pero seguro de que será hermoso.
Llego tarde
como siempre, no es novedad. Llego suelto y armado. Mis torpes pasos hacen
sonar el suelo como si fuera un gran bombo que retumba en el universo. Corro,
la urgencia continua!
Encerrado
inicio la misteriosa transformación, todo aprieta, todo es incómodamente
hermoso, mágicamente ceñido, particularmente dérmico.
Emerjo de
esa pequeña incubadora de expectativas y deseos. Me presento y me aferro
fuertemente a mi cable a tierra, ya no soy el que era, soy un ser superior o mágico! Hasta llego a desconocerme. De mis
extremidades salen rayos de colores mi cuerpo no es el que era. Soy de goma o
algo similar. Soy un bólido rodeado de similares que viajan al mismo lugar que
yo. Y lo hacemos a la izquierda, y a la derecha y a la izquierda y nuevamente a
la derecha! Ese es nuestro rumbo, así es como viajamos.
El cable a
tierra se corta, o lo corto. Ahora sí! Vuelo mi pies siguen lanzando colores al
igual que mis manos, solo que ahora desde las alturas, dibujo líneas,
espirales, firuletes, todo debe ser brillante, las líneas invaden absolutamente
todo. Alrededor todo es felicidad y placer, dolor, colores, aire, aspiración,
sudor, y amor por sobre todas las cosas amor.
Todo es
proyecto de perfección, todo es proyecto de altura, de cantidad, velocidad,
fuerza, potencia, resistencia y arte mucha arte.
El arte nos
hace llegar a un clímax indescriptible, precioso e inentendible para la
mayoría.
Llegando a
lo que consideramos es el final, saludamos, los aplausos son millones, el
sonido es ensordecedor en mi cabeza, pero en el ambiente reina el silencio.
¿El final? ¡Ingenuo!
El final nunca llega, y eso es lo que nos enamora y apasiona saber que no hay
final. Ir a un destino que jamás se llega, pero si día a día, trabajamos
misteriosamente para acercarnos a él.